El Museo Ferroviario “Enrique Aagaard” de Gualeguaychú recibió en calidad de donación para su Biblioteca Ferroviaria, el libro “La Casa Trágica” de Mario Cesar Gras, una reedición lograda gracias al excelente trabajo realizado por el Museo de la Memoria Popular de Gualeguaychú y por Rodolfo A. García Editora.

El viaje de Atilio Soria comienza en el largo y transitado andén de Concepción del Uruguay, en donde la muchedumbre observa sin disimulo las cadenas que aprisionaban las manos del condenado. A continuación, Caseros, es descripto como las tierras del caudillo entrerriano, destinadas a la próspera actividad agrícola. En Nicolás Herrera, el tren se introduce en una zona montuosa y a lo lejos se alcanza a divisar el Palacio de Urquiza, semi oculto entre la arboleda. Entre Herrera y Mantero se encuentra la Estancia “Los Ombúes” lugar en donde comienza la tragedia. En el trayecto entre estas dos estaciones se describe el lento andar del tren subiendo y bajando las cuchillas entrerrianas. Mantero es una parada y de ahí el tren continúa hasta Basavilbaso, en donde el autor se detiene a describir, usando como excusa los recuerdos de Atilio, las dos Basavilbaso, la primera y más antigua como colonia judía y sus particularidades como la descripción de los ancianos de larga barba que esperaban el tren para comprar sábalo y llevarlo bajo el brazo como si fueran diarios y la segunda, a la que llega el protagonista, como una ciudad ya argentinizada por el paso del tiempo, lo que le da pie también para contar lo que hoy es historia, pero en ese momento era novedad, el cambio de edificio de estación, abandonado el antiguo edificio desde donde se podía observar la sinagoga, ahora, la ciudad contaba con una nueva estación construida para mejorar el servicio tomando en cuenta que la red ferroviaria había cambiado de ser el FC Central Entrerriano (de este a oeste) a ser FC de Entre Ríos (de norte a sur). En Basso arranca el tren que venía desde Concordia y se dirigía a Gualeguaychú. En el trayecto entre Gilbert y Escriña describe los campos de rastrojo y las pequeñas colonias alrededor de las estaciones. A la vera de la vía, el verde esmeralda de los pastizales silvestres adornados por los penachos de la cola de zorro. En Urdinarrain hace una parada para describir una villa próspera dedicada a la agricultura y cuenta el intenso movimiento de colonos rusos de ambos sexos que suben al tren y describe lo siguiente: “ellos voceaban en su jerga a sus amigos que quedaban en el andén, mientras las mujeres, con sus cabezas envueltas en sendos pañolones multicolores, arreglaban sus maletas debajo de los asientos”.

De Urdinarrain a F. M. Parera la vista se vuelve monótona para el protagonista, paisaje lleno de abrojo seco, de cardo verde o tutía, retazos de campo bruto colmados de espinillos y mío mío. Luego tierras recién aradas repletas de pirinchos y tordos. En la descripción del viaje se relata que en Parera comienza a llover, lo que nubla un poco la visión de este paisaje que resta cruzar para llegar a Gualeguaychú, Almada y Palavecino son atravesadas por el convoy que se dirige a su destino final. La estación terminal recibe al tren que la rodea, cortando perpendicularmente las largas calles. La estación está descripta en un paisaje casi oscuro y sin demasiado movimiento, en medio de un clima lluvioso que dejaba al lugar y a la ciudad en una situación de penumbra parecido a la madrugada, pero siendo las seis de la tarde y así continúa el relato del traslado del condenado a la penitenciaría de Gualeguaychú, La Casa Trágica.  

Felicitamos al personal del Museo de la Memoria Popular de Gualeguaychú y agradecemos la gentileza de facilitarnos esta novela que enriquece la Biblioteca Ferroviaria, esta es una muestra del trabajo en conjunto que realizan los Museos de nuestra ciudad, en búsqueda de ofrecer un mejor servicio a la comunidad.